lunes, 25 de marzo de 2013

Dioses romanos

Dioses romanos
 
 
Mercurio
 
         Soy Mercurio, el dios de los atletas.
         Soy hijo de Júpiter. Mi padre me ha encargado la misión de ser el mensajero de los dioses y de acompañar a los hombres en su último viaje, en el camino al “más allá”. Para realizar mi misión, me ha regalado un casco y unas sandalias aladas.
         Cuando me enfado, soy mentiroso y conduzco las almas hasta el infierno.
         Tengo fama de ladrón. Dicen que le robé el tridente a Neptuno y el arco a Eres y, en alguna ocasión, llegué a apoderarme de los rebaños de Apolo.
Hermes / Mercurio
 

 De los dioses alado mensajero,
y protector de atletas y ladrones,
granuja cuyas múltiples funciones
hacen de cada golfo su heredero.
 
No hay arriesgado o cómodo sendero,
ni frontera enclavada entre naciones,
ni transacción, ni falsificaciones,
sin etiqueta de este viajero.
 
Declamador, intérprete, cuentista,
más diplomático que antagonista,

aportador de sueños a los vivos,
y guía de las almas al averno.
El chaquetero que en cualquier gobierno
cumple un papel sin cuestionar motivos.
 
                                                        Francisco Álvarez Hidalgo
 
CERES

 
            Soy Ceres, la diosa de la Naturaleza y de la Agricultura. Soy la encargada de hacer que los árboles florezcan y crezcan y de que toda la naturaleza resplandezca.
         Enseñé a los hombres a cultivar la tierra, a sembrar y a recoger el trigo. La palabra “cereal” deriva de mi nombre.
         Tengo una hija, Proserpina. Un día que Proserpina se paseaba y recogía flores, Plutón, Dios del inframundo, la raptó y se la llevó con él a las profundidades. Me llevé tal disgusto con la desaparición de mi hija que descuidé la tierra y todas las plantas se secaron.
         Intervino Júpiter en el asunto y obligó a su hermano Plutón a que devolviese a Proserpina al mundo exterior. Plutón aceptó, pero antes quiso que Proserpina comiera seis granos de granada, (símbolo de fidelidad en el matrimonio). Al comer aquello se vio obligada a regresar cada año.
         Por eso cuando Proserpina sale al mundo exterior, la tierra sonríe y florece; renacen las plantas, los cereales y las flores, como manifestación de mi alegría. En una palabra: llega la Primavera. En el otoño  cambio las hojas a tonos de marrón y naranja (sus colores favoritos) como regalo para Proserpina antes de que vuelva al inframundo. Los meses que Proserpina vuelve con Plutón, yo estoy muy triste. Son los meses de invierno, una época en la que la tierra es estéril.
 
Neptuno
 
     Yo soy Neptuno, el dios de los mares, los océanos, los ríos, las fuentes y las islas.
        Soy hijo de Saturno y hermano de Júpiter y Plutón.
         Cabalgo sobre las olas a lomos de un precioso caballo blanco y tengo un reino de castillos dorados en las profundidades del mar.


 
         Soy bastante tranquilo y mis aguas, tanto las dulces como las saladas, normalmente, suelen fluir azules y tranquilas. Sin embargo, a veces, me enfado mucho y, cuando lo hago, agito mi tridente y provoco terribles seísmos, tormentas y terremotos.
 
 


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